Los viernes de Chipi Chipi son una tradición. Mucha, mucha cerveza, poca comida. Pero ayer hicimos una excepción.
Como diría mi abuela, me topeté, nos topetamos (no tengo muy claro como funciona este verbo...) con estas patatas cuando se las servían a los vecinos de terraza. Nos entró por los ojos, y como a Cris le gusta poco comer, le dijimos a la camarera que pusiera una de esas.
Era patatas rebozadas (muy rebozadas), con mayonesa, kétchup y salsa césar. El debate sobre si en el interior había patatas, merluza o algún tipo de verdura fue intenso.
Pero como dice el refrán, aquel que pregunta una vez es tonto una vez, aquel que no pregunta nunca es tonto siempre. Y así nos confirmaron que eran patatas.
Yo sigo pensando que nos colaron unas barritas de merluza, de las del capitán Pescanova. Pero es que yo soy muy malpensada. Y de todas formas estaban buenas, así que pa dentro.
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