Delicia, delicia, delicia.
No es que sea una gourmet de los cocktails, ni que entienda para nada.
Pero lo de echar copazos me gusta un rato largo, os lo aseguro.
Creo que lo hicieron con el Bacardi Mojito como en cualquier bar, pero por lo menos diría que iba bien cargado de amor, y que el gacho estuvo un buen rato preparándolo.
Cinco euros bien disfrutados. En el Gallo, ¡cómo no! ¡Cuánto me gusta!
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