Llevaba una semana sin pisar el bar, y por tanto el blog. Todo un récord. Y mi cuerpo ya me pedía mambo.
¿Y qué lugar mejor para volver que Bokita?
Ayyy Bokita. ¿Cómo no he escrito nunca sobre Bokita? Con lo que me puto encanta.
No estaba mi camarero favorito del mundo mundial. Pero sí una camarera guapísima, de la que creo que me enamoré.
Yo pedí hamburguesa Bokita, con lechuga, tomate, cebolla frita, queso brie, y salsa Bokita.
¿Qué coño tiene esa salsa, que no soy capaz de distinguir su sabor? ¿Y por qué no quieren desvelarlo? Será como la receta de la Coca Cola... Increíble de todas formas.
Y esas patatas fritas que tantas veces he comido, normalmente a pares. ¿Que son patatas normales? Sí. Pero tienen un algo, un no sé qué. Como esos hombres feos con ganas, pero a los que besarías salvajemente. Creo que es la mayonesa. Si no que le pregunten a María, la ratona.
Corred insensatos, todos a Bokita. O no, no vaya a quedarme yo sin sitio.
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