¡Atención, gran timo!
Unos cuarenta y cinco minutos en bici, cuesta arriba, para esta real mierda...
Fuimos al Hamburgos 3, el de final de Sagasta. Pues camareros lentos y tontacos, y ¿la cena? Creo que las fotos hablan por si solas.
De normal cuando uno lee la carta ve muchas cosas que le gustarían pedir. En este caso nada llamaba mi atención, y eso que la cantidad de platos era abrumadora. Pero todos sosos, sosos, como el pan sin sal de mi abuela.
Por salir un poco de la hamburguesa, y como buena transgresora que soy, pedí una tostada, de queso brie y longaniza.
Pensaba que llevaría más ingredientes, pero no, no. El queso me encanta, la longaniza, que viene del cerdo de mis amores, más. Pero chico, un poco de abundancia no vendría mal. Y si a eso le añadimos un pan requemao... Para que lo más bueno de todo fuera la ensalada de guarnición...
También pedimos unas patatas fritas, que meh, pues bien. Yo ya tenía una fuente como esa con tres años. Un poco de renovar vajilla no estaría de más.
Oye, pues que 13 pavos me costó la broma. Y ya vale de quejarme que me canso.
La buena conversación lo compensa todo.
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