Última hora del juepintxo. Alguien comenta que aún queda comida. Andrea, rauda y veloz, y con unos vinos en el cuerpo, se aproxima a la barra y le pregunta a la amable camarera qué queda. Sólo un par de opciones.
¡¡¡Me la juego, que estoy muy crazy!!!
Sopa china. Como el caldo de las judías después de hervirlas, con algún que otro tropezón al fondo de algas y verduras aleatorias... Todo muy grummy.
Los comentarios son bien variados. Personalmente diré, que era como echarse un trago de agua con algas de la playa.
A mi lado chillaban, ¡échale un poco vinagre!
Por otra parte decían que se parecía al Yatecomo (yo ni zorra que siempre he abusado de las especias).
Al final, uno de los gemelos, vete a saber cuál era de los dos, se lo ha comido mojando el pan. Olé tú.
A mi no me lían más. O eso espero. Veremos con unos vinos de más...
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