viernes, 15 de mayo de 2015

Franziskaner, la cerveza de los parguelas

El único motivo para pedirse una Franziskaner es que no hayas cenado y no tengan otra cerveza de trigo. Es la cerveza de los gilipollas. Le falta cuerpo y la falta paladar. El sabor dura como cuatro segundos en la puta boca. Luego desaparece. Como tu dinero. Porque es cara. Menuda puta mierda. El color es tan poco denso como el sabor, y la espuma muy suave. Suave es malo. Que no te digo que tenga la puta espuma de la Guiness. Coño. Pero que no sea la de la puta Heineken. Joder.

Cuando veas a alguien con una Franziskaner, reviéntasela contra el suelo. Como Noé en el Manolo's una noche aleatoria.

La cerveza de los parguelas. Ya lo pone en el título.


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