Pero es que somos pobres... Y ser crítico gastronómico sale muy caro. Será que el jefe no nos paga suficiente.
Era mi primerita vez, y ya tocaba.
Es como cuando ves el coliseo de Roma, del que tanto has oído hablar, y piensas, pues es un puto patatal con cuatro piedras mal puestas.
Sólo que en este caso, en lugar de piedras te encuentras a unas chicas monísimas vestidas con bata de enfermera... Rosa, por lo menos.
De entrante Chalupas. Crujientes tortillas de maíz, cubiertas con un inimitable pulled pork, crema agria, lechuga, salsa cheddar y pico de gallo. Muy bueno. Muy desbordante. Muy de mancharse hasta la nariz. Quizá con carne picada hubiera estado más bueno, pero todo correcto.
Pues una fajita normal y corriente, tirando a pequeña, con esa salsa fría, helada, más congelada que mi nariz al cruzar el río en invierno.