Placer únicamente comprable al hecho de pensar que pierdes el último metro, y acabar cogiéndolo justo en el instante en que cierran las puertas.
Ese tipo de delicias. Caras (7 euros), pero delicias.
Unos noodles cojonudos. Con su verdurica y la carne bien hechita. Y esa magnifica salsa, con toque picante y sabor increíble.
Si a eso le añadimos que te lo tomas con vistas a las montañas, tras una buena noche de fiesta...
Mejor no sigo, o acabaréis enamorandoos. De los noodles, no de mí. Dios me libre.
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