miércoles, 3 de junio de 2015
Untable y musakka (Restaurante Baobab)
Dicen que de lo que come el grillo, poquillo. Y a nadie pilla de nuevas la naturaleza carnívora de este blog. Pero como queremos vivir de esto (de críticos gastronómicos) porque madrugar es una mierda, pues nos toca pulular por sitios de lo más pintoresco. Cócteles en fumaderos de opio magebríes, gambas crudas en costas por descubrir... O comida vegetariana en el Baobab.
Es tan caro porque si encima de no llevar carne fuera barato, no lo salvaría no el Chicote.
El untable está bien. Una especie de ¿sustancias? con una especie de ¿superficies? en las que depositarlas. Y luego te lo comes. Es más, al césar lo que es del césar. Estaba cojonudo. Ahora bien, ni pregunté ni quise saber de qué estaba hecho. Soy de los que creen que no existe comida color teja en la naturaleza, así que de natural... Es más, cuando pienso en comida vegetariana -no sé si os pasará, amados lectores- pienso en un puñado de desalmados científicos, ataviados con batas blancas, en la penumbra, sólo iluminados por el séptico blanco de las pantallas de sus ordenadores de laboratorio mientras, probeta y pipeta en mano, modifican y diseñan los productos más capitalistas y bizarros del planeta.
Y es que... ¿puede haber algo más natural que matar un cabritillo a mano limpia?
Esto de aquí abajo es una musakka. que es... Una comida que lleva... Pues... A ver... Como unas capas... Y luego unas cosas... Ya sabes... Cosas...
En resumidas cuentas, que la compañera dijo que la de su madre estaba mejor. Y yo no lo dudo. ¡Y más barata!
Conclusión: no vayáis a vegetarianos. La lechuga no es tan cara.
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