Hamburguesa chorromoquera con cebolla, lechugas, huevo, tomate y beicon. Esta buena pero por la salsa.
Que fácil es ganarme en salsa... como si me ponen putos periódicos en salsa buena...
En fin hamburguesa clasica, muy buena, pero sin nada especial que destacar mas que el jugo chorromoquero que soltó.
No se cuantas putas decenas de gramos de carne cien por cien buey gallego, brotes verdes, beicon, champiñones y salsa especial.
Muy muy buena pero super compacta la carne. Dicen los entendidos que eso es que es carne 100% oiga pues muy bien. La cestica de las patatas muy mona.
No chorreaba salsa o jugo si he de poner alguna pega a esta buena inversión de mis 8 pavos de presupuesto de cena....
Y he de decir que la salsa un diez.
Como se dice en mi familia ganatelos en la salsa y tendrás un aprobado en la cena.
Hamburguesa de carnicería de pueblo, con huevo de pueblo y lechuga de pueblo y pan de pueblo... Ojo no llevaba beicon de pueblo, ni cebolla de pueblo porque la pedí sin queso de pueblo y la vieja que nos atendió apunto que le quitasen lo que le saliera la polla...
Dejando esto de lado hamburguesa de carnicería y un surtido de lechugas increíble, vamos que ninguna puta hoja era de la misma puta especie (eran hiervas del monte¿? Nunca lo sabré) el pan recién hecho y con el recorte para asomar el huevo.
5 euretes.
La foto de la pizarra la hice después.
Y es que si me paso media vida dentro, por qué no ir a comer tmbn allí?
me llevé a la novia. Pensé... qué diablos!
Es lo que soy, que se vaya acostumbrando.
Nada más llegar, nos ofrecieron una codorniz con patatas que tenían por la barra.
Tengo experiencia con muertos, así que cuando digo que creo haber visto esa codorniz en el museo nacional de ciencias naturales de londres, no lo digo por casualidad.
En fín. El plato combinado vale unos cinco euros, y el bocata tres (o cuatro, no sé).
El caso es que quise quedar como un caballero y pedí dos menús. 8,90.
Incluía dos platos, pan, bebida, postre y café. Vamos, que de casualidad no te regalaban camisetas de merchandaising.
Nos pusimos las botas. De hecho, ni con la ensalada ni con los calamares ha podido mi moza (yo la habría ayudado, pero gracias a dios no he acabado de asilvestrarme estos meses)
Muy contentos, nos quedamos.
Salvo cuando se enfriaron los calamares, que ya costaba tragárselos.
De postre, unas tajadas de melón
ID YA!
